Cuando Prometes...
Algunos tienen esa suerte de toparse con una de esas personas que creen en ti mas de lo que tu mismo lo haces. Esas personas que tratan de abrirte los ojos y mostrarte esa parte de ti que nunca podía existir, esa persona que parece venida para pasar inadvertida pero a la vez ser parte imprescindible de tu historia.
Pocas veces son identificadas, contadas son las oportunidades en que son tomadas en cuenta y muchas veces pasan tan inadvertidas que solo, algunas veces, nos damos cuenta de su presencia cuando sus caminos se separan de los nuestros, ese momento en el que parece que despertamos de un eterno letargo y nos lamentamos por nuestra falta de tacto, solo porque no sabemos hacer nada mas.
La vida es injusta y quien diga lo contrario miente, tan injusta que olvida a estas personas que parecen nacidas para darnos ánimos invisibles en momentos adecuados, tan injusta que nos hace injustos a nosotros mismos por no notarlas.
Hoy he decidido luchar contra la injusticia y dedicarle un post a una persona visible entre las invisibles, a una chicuela a la que pocas veces le voy a decir como ha cambiado mi vida con su presencia, porque somos todos injustos y yo no me escapo de las leyes universales…
Por una amiga que, mas que una amiga, parece venida a este mundo para recordarme que existen cosas por las cuales vale la pena soñar. No es la mas antigua, no es la mas insistente, ni la mas loca, ni la mas quejona, ni la mas madura, ni la mejor, ni la mas niña, ni la peor… es simplemente ella.
Es ella cuando regaña, es ella cuando se obstina, es ella cuando sigue la corriente y es ella cuando me hace hacer cosas que por mi misma jamás haría. Porque 2 años son muchos días para una mente atormentada te dejo la muestra de que tu servidora no nació para llenar el mundo de letras
A mi lectora numero uno que es numero uno solo porque es la única de mi mundo de miradas que se pasa por estos lares, una promesa que no termino completa y que ha tardado siglos en llegar…
Pocas veces son identificadas, contadas son las oportunidades en que son tomadas en cuenta y muchas veces pasan tan inadvertidas que solo, algunas veces, nos damos cuenta de su presencia cuando sus caminos se separan de los nuestros, ese momento en el que parece que despertamos de un eterno letargo y nos lamentamos por nuestra falta de tacto, solo porque no sabemos hacer nada mas.
La vida es injusta y quien diga lo contrario miente, tan injusta que olvida a estas personas que parecen nacidas para darnos ánimos invisibles en momentos adecuados, tan injusta que nos hace injustos a nosotros mismos por no notarlas.
Hoy he decidido luchar contra la injusticia y dedicarle un post a una persona visible entre las invisibles, a una chicuela a la que pocas veces le voy a decir como ha cambiado mi vida con su presencia, porque somos todos injustos y yo no me escapo de las leyes universales…
Por una amiga que, mas que una amiga, parece venida a este mundo para recordarme que existen cosas por las cuales vale la pena soñar. No es la mas antigua, no es la mas insistente, ni la mas loca, ni la mas quejona, ni la mas madura, ni la mejor, ni la mas niña, ni la peor… es simplemente ella.
Es ella cuando regaña, es ella cuando se obstina, es ella cuando sigue la corriente y es ella cuando me hace hacer cosas que por mi misma jamás haría. Porque 2 años son muchos días para una mente atormentada te dejo la muestra de que tu servidora no nació para llenar el mundo de letras
A mi lectora numero uno que es numero uno solo porque es la única de mi mundo de miradas que se pasa por estos lares, una promesa que no termino completa y que ha tardado siglos en llegar…
Sentada en una esquina sobre el húmedo suelo vigilaba cual rapaz ave de rapiña la ventana de su habitación. Sus brazos alrededor de sus piernas y sus cabellos cayendo cual gélidas cascadas morenas sobre sus pálidos hombros, sobre aquellos hombros que nunca volverían a ofrecer refugio alguno.
Reposaba su rostro sobre sus rodillas, mirando un punto de la oscuridad que se cernía cada vez mas a su alrededor, amenazante, fría, solitaria, viendo desfilar horas y minutos. Sus ojos, cargados de melancolía, se perdían en la inmensidad de un cielo que se perfilaba nublado, se perdían entre recuerdos y brillaban con la intensidad de las lagrimas, esas cuya libertad ella negaba, esas que luchaban en nombre de un corazón apresado…
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